Gonzalo tiene un auto deportivo de 1997. Hace un par de días empezó a escuchar un sonido extraño, como de metal, que parece salir de una de las llantas traseras de su vehículo. Por su agenda apretada del día a día no ha podido acercarse a ningún taller mecánico; sin embargo, le preocupa el ruido que va en aumento.
Al salir de su trabajo y dirigirse hacia su domicilio sube a uno de los puentes de la avenida Banzer y cuando baja e intenta disminuir velocidad se da cuenta que su freno no responde. Angustiado solo atina a agarrar el freno de mano para no chocar con la movilidad que tiene en frente. Afortunadamente logra llegar a su domicilio y luego transportar su vehículo hasta un taller mecánico. Ahí recibe el diagnóstico del problema: la fricción de un rodamiento trucho de palier calentó la llanta y el sistema de frenos, por eso, dejaron de funcionar.
Episodios como los que vivió Gonzalo suelen ser frecuentes cuando no se usan piezas originales. Y es que a veces “los clientes eligen otras alternativas” y no toman en cuenta que “lo barato sale caro”, dice don Eugenio Tejerina, de Tejerina Automotriz.
[info animation_delay=”0″ animate=”” ]LA HONESTIDAD DEL MECÁNICO Es muy importante, sobre todo hoy en día en el que se ofertan tantos productos falsificados o ‘alternativos’. “Lo barato sale caro”, afirman los expertos.[/info]
Según el profesional, con más de doce años de experiencia, una pieza original puede ser entre un 40 y hasta un 70 por ciento más cara que una “alternativa”; sin embargo, no se toma en cuenta que la vida útil de ésta última es mucho más reducida.
Miguel Ángel Ortiz, docente de la carrera de mecánica automotriz de Infocal Santa Cruz, ejemplica la diferencia recordando que una correa dentada original se debe cambiar cada 100.000 kilómetros, mientras que una correa alternativa a los 60.000 kilómetros.
Rolando Muñoz, quien también tiene su taller mecánico desde hace 17 años, asegura que como profesionales lo único que les queda es advertir e informar a sus clientes sobre las desventajas que puede tener el no usar piezas originales, ya que además de la poca durabilidad está el hecho de que se pueden generar otros desgastes o fallas al resto de las partes que forman un vehículo, como le pasó al auto de Gonzalo.
“Al colocar piezas falsificadas, por ejemplo, el costo se duplicará a la larga, porque la vida útil es muy reducida y el trabajo también será doble para nosotros… Yo prefiero usar productos que garanticen el uso de mi cliente y mi buen trabajo”, insiste Muñoz.
Tejerina recalca que “En una movilidad todas las partes funcionan entre sí y tienen relación unas con otras. Una pieza que no sea adecuada puede terminar ocasionando daños más severos al vehículo.
Coinciden con ellos Ortiz, añadiendo que siempre se debe realizar un mantenimiento preventivo para lograr un mejor funcionamiento y de ese modo alargar su vida útil.
La moraleja de esta nota, entonces, es más vale lo original conocido que lo trucho por conocer, aunque sea más baratito.